Real
Madrid 3 – Barcelona 1
El rito
empezó auspiciado por uno de los tótems del madridismo actual: Arbeloa convocó
a la afición en Concha Espina a las 4:30. Rito reciente y fundamental, lugar
donde más crece la relación simbiótica entre jugadores y madridismo. Apretones,
emoción, caballos relinchando, conductor sudoroso, gargantas al viento y
palmetadas en el flanco del autobús blanco hacen posible que la adrenalina suba
como el champán en Nochevieja. Concha Espina atestada es ganar por 1-0. Y si
juega Cristiano, 2-0. No es mala renta.
El
partido de ayer, como todas las buenas películas épicas, empezó con una
desgracia y terminó in crescendo hasta la explosión final. Repaso y puñetazo en
la mesa, ataque a la liga, exhibición de poderío. Poderío blanco, pues si el
lunes empezaba expectante ante los retos de la semana, el domingo no puede ser
más luminoso y jovial. Golear a domicilio a todo un Liverpool y rematar con una
victoria sin concesiones ante el Barca es la mejor muestra de que la versión
buena era la de la semana después de ganar la Supercopa al Sevilla y no la de
los agoreros tras la derrota liguera contra el Atleti.
Ayer
faltaban Bale, Jesé (cuanto añoro su vuelta) y Coentrao. Ancelotti lo fió todo
al 11 titular, sin reservarse nada, pues si mirabas el banquillo sólo
Chicharito ofrecía promesa de reacción, el resto jugador fiable, profesional
pero sólo para aguantar, no para proezas. El Barca presentaba tres buenas
noticias: Alves, Xavi y Suárez. Hace una semana le dije a un amigo culé que yo,
con que jugaran los dos primeros me conformaba, y así fue.
La
banda derecha azulgrana fue en todo momento como una playa de Cádiz, donde
corren los amantes buscándose, amplia, luminosa y con la promesa final de un
beso glorioso. Allí Marcelo e Isco encontraron tapete para exhibir todas y cada
una de sus virtudes, los dos, quizás los más virgueros de la plantilla,
trazaron toda suerte de arabescos, desmarques, regates imposibles, ruletas
vertiginosas y paredes volátiles para marear tanto a Alves y Xavi que éste
último sólo acertó a decir otra pamplina más intentando explicar el
desaguisado. A estas horas se desconoce si fue por la desorientación
postpartido o por ser así: todo un premio Príncipe de Asturias.
Si tras
el descalabro inicial del gol de Neymar, Carvajal, Kroos y Pepe quedaron
retratados, éstos tuvieron el resto del partido para congraciarse con una
afición entregada, que me cuentan ayer estuvo más inspirada que nunca, cantando
un himno de la Décima más potente que el Back in Black de AC/DC. Modric no
necesitó de una gran actuación pues James volvió a ofrecer otro despliegue
fantástico de entrega y calidad.
Y aunque
realmente nunca sufrí, si hubo incertidumbre, pero sólo hasta el empate. De ahí
en adelante, como el gol del 92:48, supe que la victoria era nuestra. Sólo
quedaba saber cuando y por cuantos. Pepe ofreció su tributo al Bernabeu por el
gol concedido y Benzemá ofreció, además de buen juego, otro gol fundamental en
otro partido importante, su especialidad. Y ahí acabó todo, pues después, con
todo a favor, con metros y metros de césped libre y diáfano se equivocaron una
y otra vez en su suerte preferida. Lástima.
Y en esto está una de mis pocas espinitas,
pues anoche fue otra ocasión más, y llevamos unas pocas en estos últimos tres
años, para devolver marcadores humillantes. Más de media docena de contragolpes
claros, en superioridad, se vieron malogrados, unas veces por el mediocre
partido de CR7 (que se lo puede permitir) y otras por un deficiente inicio y
peor finalización.
Y así
pasamos, en poco más de dos horas, del “Como no te voy a querer” de Concha
Espina a los olés, sarcásticos por una parte, burlones por todas las demás, que
la grada ofreció a su equipo, en plena comunión de promesas y alegrías.
Hay
Liga, mucha Liga y como dijo Piqué hace un tiempo (gracias Piqué), esto se va a
hacer muy largo. Espero que para nosotros no.
Me gustó:
Marcelo, Isco y James. Sobresalientes, entregados, conscientes y sabedores de
que ofreciendo todo lo que tienen, el Bernabeu no les pedirá más, pero les dará
todo.
No me gustó:
Aprovecho la ocasión para decirlo, pues no creo que tenga muchas más en el
resto de temporada. No me gustó Cristiano. Partido gris y espeso el suyo.
Ansioso, atribulado y fallón en exceso. Pero da igual, por mí, como si quiere
sestear en la banda todo el partido, es CR7.
Pepito Grillo: Quizás
no se dieran cuenta, pero estamos como estamos sin Di María ni Alonso. Hoy es
día de alegría pero no quiero dejar de mandar un cariñoso saludo a los Clubs de
Viudas de estos exmadridistas que hace sólo mes y medio auspiciaban el más
negro infierno para Florentino y el Real Madrid. Sobran.
Y ayer
hubo otro detalle, quizás del que más orgulloso me siento quitando exhibir el
palmarés, en que se pudo apreciar la enorme diferencia entre un equipo y otro:
sus valores y su afición. En los prolegómenos, por Real Madrid TV, se veían
bastantes aficionados vestidos con camisetas azulgranas del Barca, paseando con
total normalidad por los alrededores del Bernabeu, en sus gradas y en sus bares.
Cero problemas, normalidad, tolerancia y respeto al diferente. Eso son valores
y señorío y no filosofía barata.
Para
terminar, desde aquí pongo en valor a Celades, entrenador de España sub-21, por
apreciar el talento de Isco y convocarlo para su combinado. Difícil decisión,
porque supo ver aunque el bosque de estrellas le estorbara la visión.
Franciscus: Hoy va
de sobradas: Primero, el Madrid ganará la Liga tres jornadas antes del final.
Segundo, el Atleti estará descartado al título antes de Navidad. El Valencia,
no.
P.D: Por
cierto, la porra la gané yo. No acerté los goleadores por disimular, que
conste.